Carolina, tenía 16 años, era una chica muy segura de si misma, era dulce, amable, tierna y muy entusiasta, pero cuando se sentía triste y decaída, estaba sola y para ella solo habían dos personas que podías hacerla sentir mejor.Y ese día de comienzo de clases, necesitaba más que nunca a esas dos personas, ya que, debido a que su madre encontró trabajo en otra ciudad, la cual quedaba muy lejos de su antiguo Instituto, con esas dos personas especiales, tuvieron que cambiarse de cuidad muy lejos para ir de visita, siquiera un día, y todo el tiempo pensaba en ellos, en que algún día iban a volver a verse, y que de nuevo iban a estar como el los viejos tiempos.
Mientras miraba por su mojada ventana, su madre entró en su cuarto y le dijo casi gritando:
-Carolina, date prisa o llegarás tarde al Instituto-
-¿Y qué si llego tarde?, de hecho prefiero no ir, no van a estar-dijo muy triste Carolina.
-Hija, yo sé que te dolió mucho irte de New Jersey hasta New York pero...- Su madre quedó pensativa un rato y luego continuó-era lo mejor para las dos-
-Si, lo mejor estar en una ciudad completamente desconocida, en un barrio completamente desconocido, en donde me pueda pasar cualquier cosa aunque sólo camine a casa-dijo Carolina molesta.
Bueno hasta aquí llego por ahora, si tienen ideas no duden en comentar
Besos
-Carolina